jueves, 13 de octubre de 2022

RELATO

 

RECUERDOS     


Hoy hace  un día gris, el cielo está cubierto de nubes negras que amenazan lluvia.

 Es una tarde típica de otoño, donde apetece quedarse en casa y disfrutar de un rato de soledad o de compartir con amigos las experiencias vividas en las vacaciones, de hablar de las cosas que nos pasan y que por no tener nunca tiempo dejamos siempre para luego y al final nunca lo hacemos.

Me he levantado esta mañana un poco nostálgica, así que me he puesto a mirar las viejas fotos de cuando era pequeña, los recuerdos me han ido llegando despacito, como cuando ves una película antigua.

En una de esas fotos están mis padres el día de su boda, tan jóvenes y guapos los dos, la foto de mi bautizo en la que salgo yo con toda mi familia, padres, hermano, mis abuelos, tíos, primos y padrinos.

En otra salgo yo el primer día de colegio, con dos coletas y la bata de clase con mini cuadrados rosas y blancos.

Lo que más recuerdo era cuando mi padre se tenía que ir a trabajar a Francia en la vendimia y se marchaba uno o dos meses, yo creía que se iba para siempre y no paraba de llorar.

Pero cuando volvía todo era una fiesta como en Navidad, llegaba cargado de regalos para todos. 

Embutidos, patés, quesos de la vaca que ríe, vino, juguetes para nosotros, a mí me trajo una vez una muñeca que le tirabas de un cordoncillo y te hablaba en francés, a mi hermano un coche de policía que andaba con pilas, hacía mucho ruido con la sirena y se le encendían las luces de alarma.

 A mi madre le trajo un radiocasete, que entonces era una novedad y un montón de cintas con música variada.

El primer coche que se compró mi padre era un SEAT 600 de color rojo brillante, mi madre le dijo que parecía un tomate, porque era pequeño y redondo, así que lo bautizamos como el pomodoro, (qué es tomate en italiano, pero suena más original).

Todos los domingos por la mañana mi padre decía: Venga a espabilarse que nos espera el pomodoro para ir de excursión.

El coche de papá era como una caja de sorpresas, porque nunca sabíamos dónde íbamos ese día, unas veces al campo o la playa, a recorrer pueblos por la costa o la sierra, a ver las cuevas de Nerja, etc.

Cuando volvíamos a casa siempre merendábamos: pan con chocolate, rebanadas de pan con aceite de oliva y azúcar o con leche condensada, también los bizcochos que nos hacía mi abuela, las tortas de manteca y chicharrones, ¿por qué será que la comida siempre va ligada a los recuerdos?

 La 1.ª televisión que tuvimos era de la marca Vanguard, que se veía en blanco y negro, porque todavía no había llegado la TV de color a España.

 Cuando salíamos del cole que entonces era por la mañana y por la tarde y de lunes a sábado, “se quejan los niños de hoy en día que tienen muchas tareas”, ya quisiera ver cómo se las apañaban ahora sin calculadoras, teléfonos ni ordenadores.

Nos dejaban ver la tele después de hacer las tareas del cole, donde veíamos los dibujos animados de los picapiedra, la pantera rosa, don gato, la hormiga Atómica, etc.

También había programas para niños como los Chiripitiflauticos, con Valentina, el capitán Tan, el tío Aquiles, Locomotoro y los hermanos malasombra.

Donde nos lo pasábamos genial viéndolos y después a jugar a la calle para que nos diera el aire, entonces no había problemas de sobrepeso en los niños, porque quemábamos las calorías corriendo y saltando, no como ahora que se pasan todo el tiempo frente a una pantalla.

Estos son algunos recuerdos de mi infancia, supongo que son los mismos que tenemos todos los de mi generación, cuando la vida era más tranquila que ahora, un tiempo muy feliz que nunca olvidaré.

Merche.

  
                                                                             El pomodoro


  

 

         




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