lunes, 5 de septiembre de 2022

RELATOS

       



     HISTORIAS DE MI PUEBLO


Como dice una copla de Manolo Escobar: yo soy de un pueblo señores de Andalucía, la guapa, quién quiera saber su nombre, tendrá que mirar un mapa, tiene sierra y tiene monte y tiene mucha alegría, vaya pueblo que es mi pueblo con gracia y con simpatía.

EL PUEBLO Y SUS GENTES.

Mi pueblo se llama  La Cañada del moro y está situado entre la Alpujarra granadina y la costa tropical, es pequeño y de casas blanqueadas, pegadas unas a otras, como si fuesen una gran colmena, adornadas con geranios, multicolores en sus fachadas, ventanas y puertas, es de callejuelas serpenteantes y de pavimento empedrado, herencia de tiempos moriscos.

 Está rodeado de montañas, olivos y almendros, también de pequeños  huertos o bancales donde sus gentes siembran sus hortalizas para consumo propio, tiene 200 habitantes, aunque en verano hay muchos más porque siempre vuelven los que emigraron a Barcelona o Madrid, vienen con sus familias a veranear todos a la vez, son las raíces de la tierra que siempre tira de sus gentes.

Su iglesia es del siglo XVll, es una edificación de estilo mudéjar, su alta torre se levanta erguida, tiene 2 campanas, una grande y otra más pequeña, la torre, está coronada con una gran cruz de hierro, también tiene 2 relojes, uno solar y el otro normal, aunque todos sabemos la hora que es con solo escuchar el sonar de las campanas.

La iglesia se levantó en honor a San Benito que es el patrón de mi pueblo, sus fiestas se celebran el 11 de julio y todo el mundo lo festeja con mucha alegría y alboroto, como ya sabemos todos, la reina de las fiestas siempre es familia del alcalde o de algún  concejal. 

En las fiestas la plaza se engalana con banderitas de papel y farolillos de colores, también  hay juegos y campeonatos de todo tipo como el de dominó, Parchís, petanca o juegos de cartas como el Paulo, la brisca  o el cinquill.

 Por las noches también tenemos verbenas, todo el mundo baila a ritmo de pasodobles, se organizan concursos de paella, tortillas y migas, al ganador siempre le dan un jamón y una botella de mosto.

El cura es don Anselmo, tiene unos 70 años y todavía lleva su sotana larga y negra como los curas de antes, dice que los modernismos no van con él, pero siempre le gusta estar rodeado de chiquillos y contarles historias divertidas, le gusta verlos jugando en la plaza, al balón y a otros juegos ya casi olvidados como la peonza o la rayuela.

 Eso los más pequeños, porque los chavales se pasan todo el día con el teléfono en la mano, dice el señor cura que pronto estarán todos miopes y que con la música que escuchan no va a salir nada bueno de esta juventud, que en sus tiempos sí que sabían divertirse bien, no como ahora que van todos con la cabeza gacha.

La plaza es el centro de mi pueblo, donde está lo más variopinto, la iglesia, el ayuntamiento, la botica, el estanco y la taberna, una fuente de piedra de 4 lados y de 8 caños, encima tiene una granada de piedra, que es de los tiempos de Napoleón por lo menos.

 En la plaza también hay un kiosco de música de forja muy antiguo y bonito, donde los días de fiesta toca la banda municipal.

 Hay unos bancos donde se reúnen los abuelos y hacen sus tertulias para distraerse arreglando el mundo, que si la política, el fútbol, los achaques, el campo, el tiempo, lo caro que está todo hoy en día y que en sus tiempos todo lo hacían mejor y era más barato.

El alcalde se llama Cayetano,  aunque todo el mundo lo llama el señor Marqués, por qué siempre va con traje y corbata, haga frío o calor, es bajito, regordete  y con bigote, siempre lleva su puro encendido, gafas de sol y sombrero, un coche que se trajo de Alemania cuando emigró hace 50 años y del que siempre presume, dice que no lo cambia por los modernos que se rompen a los cuatro días,  que no están los tiempos como para ir tirando el dinero.

En el ayuntamiento también hay algunos trabajadores como Juanillo el fontanero al que todo el mundo llama el multiuso, porque lo mismo hace de fontanero, electricista o pintor, su primo Eulalio es el alguacil y se pasan el día discutiendo, así están un  día sí y otro también y  siempre por tonterías.

Son como el perro y el gato, uno le dice al otro que es un chapuzas  que todo lo hace del revés y el otro le contesta: claro como tú llevas gorra de plato  te crees que sabes más que nadie y se monta el jaleo, como  lo hacen a voces y en medio de la plaza, pues se entera todo el mundo, pero al final la sangre no llega al río.

También está Manuel, el cartero, que reparte el correo en bicicleta porque dice que así hace deporte mientras trabaja, nunca deja las cartas donde debe, siempre se equivoca,  las pone en otro buzón, ya que el pobre ve regular, pero como es muy presumido dice que no quiere gafas y así estamos los vecinos que tenemos que cambiarnos las cartas unos a otros todos los días.

Su hermano Fermín es el maestro de mi pueblo, le apasiona todo lo que tenga que ver  con las artes, pinta unos cuadros preciosos, escribe poesía y cuentos, además dirige la banda de música,  este hombre es que no para quieto le dicen por aquí y así esta que parece un espárrago.

 La taberna es el sitio de reunión de los parroquianos, se llama el Cascabel y lo regenta Paco, aunque todo el mundo le dice el tío Frasquito, es chapado a la antigua, solo pone música española en su local, pasodobles, flamenco, coplas y sevillanas, dice que quien quiera escuchar las canciones en inglés que se vaya a Gibraltar, que en su casa manda él y pone lo que le da la gana.

La taberna tiene puestas dos barricas de vino a modo de mesas, uno a cada lado de la puerta para que la gente tome el fresco en verano, la tasca como la llaman algunos se encuentra en la plaza junto al ayuntamiento.  La taberna está decorada con dos carteles de toros bien grandes, uno de Manolete, otro del Cordobés y en medio de ellos una cabeza de toro que nadie sabe de donde la sacó, será porque de joven quiso ser torero y no lo dejaron.
Detrás del mostrador para que todos la vean bien, tiene puesta una bandera de España de tamaño XXXL, “todo muy moderno para la época en que estamos.

También está Julián que es el peluquero de mi pueblo, aunque todo el mundo lo llama Julito, su peluquería la puso en una habitación de su casa donde vive con sus padres, él dice que es estilista y moderno, su peluquería es unisex, pero no creo yo que ningún hombre se atreva a cortarse el pelo allí, es un poquito especial, lleva el pelo de colores chillones y su ropa va a conjunto con el pelo, es una mezcla de Ágata Ruiz de la Prada y Paco Clavel, siempre va hecho un cromo, ya se sabe antes muerto que sencillo.

El primer tinte que puso fue a su madre, que le dejó el pelo azul y la pobre no pudo salir de casa en un mes, ahora dice que él inventó la moda del pelo a colores y deberían darle un premio por innovador y que no hay otro como él, “eso es seguro”.

 Lo de Julito se veía venir de lejos, porque ya de niño quiso hacer la comunión con el vestido de su hermana, su padre le dijo que ni  en broma que de él no se reía nadie, así que la tuvo que hacer de marinero como todos los demás, aunque pilló un berrinche de mucho cuidado.

A hora le ha dado por decir que es como Rappel el adivino y le echa las cartas a las clientas en la peluquería, aunque yo creo que se lo inventa todo porque tiene mucha imaginación o como dice su madre, este niño siempre será un cabeza de chorlito.

La panadería está detrás de la iglesia, donde se hace el pan más bueno del mundo, tiene el horno de leña y se elabora todo a mano como antiguamente, pan, magdalenas, pestiños y todo tipo de dulces, la panadera se llama Margarita, es menuda, morena y vivaracha, le encanta hablar y si quieres saber lo que pasa en el pueblo solo tienes que decir buenos días y ella te pone al corriente de todo.

Es lo que tiene de vivir en un pueblo pequeño que como todos se conocen nadie tiene vida privada, pero Margarita también es muy buena gente, es la primera en ayudar cuando hace falta o si alguien tiene un apuro, todos la aprecian mucho.

 En mi calle vive Pascual, es pastor, tiene 20 cabras y dos perros que le acompañan al monte todos los días del año, debe tener como unos 80 años y le gusta andar por la sierra y recoger lo que va encontrando en el campo, plantas para curar y también miel de algún panal que luego vende, siempre está silbando alguna cancioncilla cuando vuelve de su faena, los niños lo siguen a él y a sus cabras armando jaleo y así siempre, llueve o truene.

Tiene un hijo que se llama Marcelino, es la comidilla del pueblo, el pobre, como dice mi padre a todos los tontos les da por algo y a Marcelino le ha dado por los gatos, tiene tres y eso es normal, lo que pasa es que los pasea por la calle con una correa, como si fuesen perros, para que no se le pierdan.

El otro día llegó del campo y se fue a la taberna diciendo que había visto un ovni, se lo dijo a todo el mundo y claro está la peña, se lo tomó a cachondeo y le dijeron que si era un avión, un cometa o algo por el estilo, pero él juraba que no,  que era un platillo volante con muchas luces, le contestaron que las que tú no tienes y que si no se lo han llevado los marcianos es porque de lumbreras ya están bien servidos.


  MI  FAMILIA.

Mi padre se llama Andrés, como mi abuelo, mi bisabuelo y mi hermano, porque hay que seguir con la tradición.

Cuando mi padre hizo la mili lo destinaron a la base naval de San Fernando en Cádiz, como le tocó hacerla en un barco dice que se pasó dando vueltas por el mundo todo el tiempo, cuenta que estuvo de ayudante de cocinero lo que duró el servicio militar, como dos años, que se comía muy bien en el barco aunque ya estaba un poco harto de tanta agua, siempre está contando batallitas de cuando estuvo a bordo.

 Cuando mi padre habla de que era cocinero, mi madre le dice que para haber estado dos años cocinando no aprendió demasiado porque todo le sale regular , un día hizo un puchero de hinojos para comer , en vez de sal se equivocó le echo azúcar y tuvimos que tirar la comida y así todo lo que cocina.

Mi madre se llama Catalina y todos le dicen Lina, es modista  cose de todo,  vestidos, camisas, faldas o lo que le encarguen las vecinas, cuando era joven quería ser como Marisol, hacer películas , salir en la tele, porque le gusta mucho cantar y no lo hace del todo mal.

 Mi abuelo le contó que Candelita la hija de su primo Manolo se fue a Madrid porque quería ser artista, actuar en los teatros, ser una estrella famosa y acabó vendiendo pipas en la Puerta del Sol, ya se sabe que los cómicos son todos unos tarambanas, así que mi madre dijo que coser y cantar todo es empezar y aprendió a coser que trae más cuenta que vender pipas.

Mi hermano Andrés es otro caso perdido, se pasa  todo el día encerrado en su habitación con el ordenador o jugando a la consola sin dar palo al agua, dice que está estudiando para las oposiciones a Correos, pero lleva cinco  años así y no tiene pinta de que la cosa vaya a mejorar, solo sale de su cuarto para comer e irse por las tardes de paseo con sus amigotes, menuda vida se pega y mi madre lo defiende diciendo el niño no es que sea flojo, lo que le pasa es que estudiar cansa mucho.

Yo me llamo Carmen como mi abuela, aunque es como si no tuviera nombre, porque en la calle soy la niña de Lina y en mi casa soy la niña a secas, aunque dejé de ser niña hace ya mucho tiempo, es una costumbre de aquí, para los padres los hijos siempre son mi niño o mi niña, o si no te llaman con diminutivos, Juanito, Pedrito, Pepito, que le vamos a hacer .

Ayudo a mi madre cuando cose, me ocupo de las tareas de la casa para que no se canse tanto, porque la pobre no para, que sí los trajes de flamenca para las fiestas, los disfraces de Carnaval, los pastorcillos en Navidad y los que algunas mamás le encargan cuando sus hijos hacen la comunión.

 Este es mi pueblo, tiene un poco de todo, pero tampoco se vive tan mal y como dice mi padre: el que se aburre es porque quiere y aquí no se aburre nadie.

 FIN

P DTodo parecido con la realidad, es pura casualidad. (Continuará)...

Merche.




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