domingo, 30 de octubre de 2022

RELATO


     LA CASA ENCANTADA 


Me contó mi madre que un día llegó la señora Engracia y le dijo que hace tiempo le pasó una cosa muy curiosa cuando restauraron la vieja casa de sus padres, que había pasado de generación en generación y es muy antigua, por eso tuvieron que restaurarla porque algún día se les podía caer encima de ellos y como siempre ha sido de la familia, no querían que llegase a esos extremos y que después se tuvieran que arrepentir.

La casa en realidad es un palacete del s. XIX, está a las afueras del pueblo, su bisabuelo Gervasio la hizo edificar cuando se casó con una señorita de buena familia a la que conoció en una tarde de toros en la feria de Granada.

Ella fue acompañado a un hermano suyo que era muy amigo de fiestas y jaranas propias de la gente de la alta sociedad.

 Don Gervasio podía haber pasado por su padre, ya que por entonces contaba con 40 años y ella 20 primaveras.

Nunca se le conoció ninguna relación seria hasta entonces, porque solo se preocupaba en ganar dinero y no siempre de forma demasiado legal.

Casi toda su fortuna la obtuvo porque hacía préstamos a los campesinos que le pedían dinero para poder pagar los gastos de la siembra, con unos altos intereses a cambio y que le pagaban después de las cosechas.

Claro está que no todo el mundo podía cumplir con lo pactado, por las inclemencias del tiempo muchas cosechas se perdían y él se aprovechaba y se quedaba con las tierras de los pobres arrendatarios que no le devolvían el préstamo a su debido tiempo.

La señorita en cuestión se llamaba Remedios, aunque todo el mundo la bautizó como la marquesita, era muy bonita, morena, alta y de ojos verdes, pero todo lo que tenía de guapa también lo tenía de quejica, tacaña y marimandona.

Hasta llegar al punto que casi nadie quería trabajar en su casa porque además miraba a todo el mundo por encima del hombro, a los empleados y criadas especialmente.

Los hacía trabajar de sol a sol en los campos y sin salario, solo les pagaba con la comida más bien escasa y explotándolos como si fueran esclavos.

La mayoría de ellos eran casi todos analfabetos, y se aprovechaban todo lo que podían y más de esa pobre gente.

Don Gervasio era como ella o aún peor, era todo un señor cacique que se pensaba que el pueblo era suyo y creía que podía ir avasallando a todo el mundo solo por el hecho de tener dinero, aunque al final no le sirviese de mucho porque se murió y no se pudo llevar nada, eso sí, fue el más rico del cementerio.

Aunque ya se encargó su único hijo en dilapidar la fortuna del padre en cuatro días, a base de juergas de todo tipo, la marquesita terminó arruinada y más sola que la una.

Pues a lo que iba, resulta que cuando la señora Engracia acabo de reformar la casa se mudaron a ella con su familia y empezaron a pasar cosas raras en el palacete.

Por las noches se escuchaban ruidos extraños como si hubiese alguien en el desván y todos estaban muy asustados pensando que era el fantasma de su antepasada, la marquesita o de don Gervasio.

Así estuvieron por lo menos dos meses de sobresaltos y sin poder dormir, hasta que un día su marido, que se llama Paco, se cansó de tanta historia y subió al desván con la escopeta de caza cargada para acabar de una vez con tanta incertidumbre.

Pero allí no encontró a nadie y eso que lo puso todo patas arriba varias veces.

Al final resultó que los ruidos provenían de un búho que se había colado por un ventanuco y no podía salir a volar fuera, por eso se oían tantos sonidos en la noche.

Además del viento que se colaba por todas partes en las noches de tormenta y que hacía crujir las maderas del tejado emitiendo unos ruidos muy fuertes y fantasmales.

Desde entonces volvió la calma al caserón y todos tan contentos, pero el susto que se llevó, no se le va a olvidar en la vida a la señora Engracia.

Merche.                            







lunes, 24 de octubre de 2022

RELATO

 EL REENCUENTRO


Dicen que todos tenemos un tío en América, pues yo tengo un tío abuelo que se llama Emilio. 

El tío Emilio es hermano de mi abuela Carmen, la madre de mi padre.

Dicen que el tío Emilio tuvo que hacer las Américas, como miles de españoles durante la guerra civil, para que no le dieran mata rile, porque era republicano y socialista, al terminar la contienda no tenía mucho futuro si se quedaba por aquí, ya que las cosas se pusieron bastante feas para los que perdieron la guerra.

Mi bisabuelo tuvo que vender su vaca, que era la única que tenía para poder pagarle el pasaje del barco, él decía que un hijo vale más que todas las vacas del mundo y con razón.

Así que el tío Emilio embarcó rumbo a Cuba en el primer barco que zarpaba y no le quedó más remedio que marcharse en él, con todo el dolor de su corazón, pensando que quizás no volvería a ver a su familia jamás.

Cuando el barco atracó en la Habana estuvo dando tumbos por el puerto varios días pasando muchos apuros, porque apenas llevaba dinero y se las tuvo que apañar como

pudo, hasta que conoció a otro español que trabajaba en un almacén de tabaco, se hicieron amigos y le consiguió un trabajo, tenía que seleccionar las hojas del tabaco y llevarlas al secadero para que luego hiciesen los puros que se hacían a mano.

Allí estuvo viviendo varios años, trabajando en lo que se terciara, aparte del tabaco

también estuvo cortando caña de azúcar para hacer ron, pero cuando empezó la revolución de Fidel Castro se marchó a Argentina porque ya había tenido bastante con lo que había sucedido en España y no quería más líos, así que se fue lo más lejos que pudo de revueltas y demás historias que no traen nada bueno para el pueblo.

Ahorro todo lo que pudo y para allá que se marchó, en Argentina se encontró con muchos españoles también exiliados como él, enseguida se adaptó al país que en aquellos tiempos era uno de los países más seguros y ricos de América. 

En Buenos Aires encontró trabajo como mozo en una zapatería que era de unos españoles gallegos, estando trabajando allí conoció a una muchacha que trabajaba de dependienta, con el tiempo empezaron a salir juntos y al final terminaron casándose y tuvieron varios hijos.  

Así fueron pasando los años, pero mi tío añoraba mucho su tierra, dijo a sus hijos que se venía para España a ver a su familia, antes de que fuese demasiado tarde y se fuera para el otro barrio. 

Un buen día se presentó en casa de mis abuelos y mi abuela Carmen le abrió la puerta, como no lo reconoció y se la cerró en la cara.

El tío Emilio volvió a llamar otra vez y le dijo a mi abuela: pero Carmen tanto he cambiado que no reconoces a tu hermano?.

A ella casi le da un patatús de la impresión, se quedó como petrificada un buen rato, habían pasado 50 años sin verse, entonces mi abuela se le abrazó llorando y empezó a llamarnos a todos para que lo conociéramos.

Estuvo contándonos como le habían ido las cosas desde que emigró y se quedó un mes con nosotros, hasta que se volvió para su casa en Argentina con su familia.

No hemos perdido el contacto con los primos americanos y solemos hablar por teléfono de vez en cuando, siempre por Navidad y en los cumpleaños.


A veces la vida te da esos regalos que uno no se espera y que no hay que dejar escapar, porque la vida es muy corta, hay que aprovecharla siempre, pase lo que pase.

Merche.







jueves, 13 de octubre de 2022

RELATO

 

RECUERDOS     


Hoy hace  un día gris, el cielo está cubierto de nubes negras que amenazan lluvia.

 Es una tarde típica de otoño, donde apetece quedarse en casa y disfrutar de un rato de soledad o de compartir con amigos las experiencias vividas en las vacaciones, de hablar de las cosas que nos pasan y que por no tener nunca tiempo dejamos siempre para luego y al final nunca lo hacemos.

Me he levantado esta mañana un poco nostálgica, así que me he puesto a mirar las viejas fotos de cuando era pequeña, los recuerdos me han ido llegando despacito, como cuando ves una película antigua.

En una de esas fotos están mis padres el día de su boda, tan jóvenes y guapos los dos, la foto de mi bautizo en la que salgo yo con toda mi familia, padres, hermano, mis abuelos, tíos, primos y padrinos.

En otra salgo yo el primer día de colegio, con dos coletas y la bata de clase con mini cuadrados rosas y blancos.

Lo que más recuerdo era cuando mi padre se tenía que ir a trabajar a Francia en la vendimia y se marchaba uno o dos meses, yo creía que se iba para siempre y no paraba de llorar.

Pero cuando volvía todo era una fiesta como en Navidad, llegaba cargado de regalos para todos. 

Embutidos, patés, quesos de la vaca que ríe, vino, juguetes para nosotros, a mí me trajo una vez una muñeca que le tirabas de un cordoncillo y te hablaba en francés, a mi hermano un coche de policía que andaba con pilas, hacía mucho ruido con la sirena y se le encendían las luces de alarma.

 A mi madre le trajo un radiocasete, que entonces era una novedad y un montón de cintas con música variada.

El primer coche que se compró mi padre era un SEAT 600 de color rojo brillante, mi madre le dijo que parecía un tomate, porque era pequeño y redondo, así que lo bautizamos como el pomodoro, (qué es tomate en italiano, pero suena más original).

Todos los domingos por la mañana mi padre decía: Venga a espabilarse que nos espera el pomodoro para ir de excursión.

El coche de papá era como una caja de sorpresas, porque nunca sabíamos dónde íbamos ese día, unas veces al campo o la playa, a recorrer pueblos por la costa o la sierra, a ver las cuevas de Nerja, etc.

Cuando volvíamos a casa siempre merendábamos: pan con chocolate, rebanadas de pan con aceite de oliva y azúcar o con leche condensada, también los bizcochos que nos hacía mi abuela, las tortas de manteca y chicharrones, ¿por qué será que la comida siempre va ligada a los recuerdos?

 La 1.ª televisión que tuvimos era de la marca Vanguard, que se veía en blanco y negro, porque todavía no había llegado la TV de color a España.

 Cuando salíamos del cole que entonces era por la mañana y por la tarde y de lunes a sábado, “se quejan los niños de hoy en día que tienen muchas tareas”, ya quisiera ver cómo se las apañaban ahora sin calculadoras, teléfonos ni ordenadores.

Nos dejaban ver la tele después de hacer las tareas del cole, donde veíamos los dibujos animados de los picapiedra, la pantera rosa, don gato, la hormiga Atómica, etc.

También había programas para niños como los Chiripitiflauticos, con Valentina, el capitán Tan, el tío Aquiles, Locomotoro y los hermanos malasombra.

Donde nos lo pasábamos genial viéndolos y después a jugar a la calle para que nos diera el aire, entonces no había problemas de sobrepeso en los niños, porque quemábamos las calorías corriendo y saltando, no como ahora que se pasan todo el tiempo frente a una pantalla.

Estos son algunos recuerdos de mi infancia, supongo que son los mismos que tenemos todos los de mi generación, cuando la vida era más tranquila que ahora, un tiempo muy feliz que nunca olvidaré.

Merche.

  
                                                                             El pomodoro


  

 

         




lunes, 3 de octubre de 2022

RELATO


 MEMORIAS DE LA RADIO

 
Cuando mi madre cose siempre pone la radio, dice que le traen recuerdos  de cuando ella era pequeña, donde la única distracción que tenían los pobres era poder escuchar los programas que se emitían por la radio.

Eran otros tiempos, donde la mayoría de los españolitos veían pasar la vida en blanco y negro, que era como se veía entonces la tele, eso el que se lo podía permitir, que eran pocos, los demás se tenían que ir al bar, para poder ver el futbol o los toros.

Mi madre se pasaba el día escuchando la radio porque emitían muchos programas de todo tipo y concursos musicales donde las personas que querían ser cantantes se daban a conocer.

Algunos triunfaron y otros no, como suele pasar siempre, el que ganaba normalmente, las discográficas de entonces les grababan un disco y se ocupaban de sus carreras musicales, una cosa parecida a operación triunfo de la época.

También había concursos de preguntas y respuestas, radionovelas que tenían enganchado al personal por mucho tiempo porque eran muy largas y dramáticas, donde a los personajes les pasaba de todo.

Una emisora en particular: Radio Nacional de España, donde las personas solían llamar o escribir para felicitar en cumpleaños o santo, normalmente, con una canción dedicada para algún familiar que estaba en el extranjero o haciendo el servicio militar.

El programa que más tenía enganchadas a las españolas era el Consultorio de Elena Francis, en el que mujeres, la mayoría de las veces, escribían para pedirle consejos de todo tipo, de belleza, moda y principalmente sentimentales, que ella se encargaba luego de responder por las ondas.

Como muestra un botón

Apreciada Elena Francis, le escribo para pedirle consejo porque estoy muy angustiada,

me llamo Juanita, soy ama de casa con cinco niños a mi cargo, resulta que mi marido se ha marchado de casa y vive con una señorita más joven que él, cuando viene por casa para ver a los niños yo le echo la bronca como es natural.

Pues se enfada y me maltrata como si la culpa de lo que pasa fuese mía, estoy desesperada y no sé qué puedo hacer para mejorar la situación, así que espero su respuesta muy agradecida. 



Aquí va la contestación de la locutora:

Querida Juanita, mi respuesta a tu carta es esta: yo creo que deberías perdonar como buena cristiana a tu marido, que seguramente esté muy arrepentido de lo que ha hecho y quiere volver a casa con sus hijos, así que mucha paciencia y resignación, seguro que las cosas cambiarán pronto.

Se rumoreaba que las respuestas las escribía una monja, o alguien de la censura,

no me extraña, con esos consejitos que daban tan “inteligentes”, como para seguirlos al pie de la letra, (solo le faltaba decir pobrecito él y de paso que le hicieran un monumento) vamos que el asunto tendría guasa si no fuera porque es como para llorar de indignación.

 Aunque parezca mentira, el programa estuvo en antena hasta los años 80.

 Madre mía, por favor lo que tenían que soportar algunas mujeres, así que calladita o si no te daban jarabe de palo, más o menos como ahora, que encima las matan y se suponía que con la democracia las cosas mejorarían, pues parece que vamos cada día a peor. 

Dice mi madre que eso lo arreglaba ella en un pispás,

dándole a ese sinvergüenza y a todos los de su calaña, un café con aceite de ricino para que no pudiera salir del cuarto de baño en una semana, (por lo menos), ya verías tú lo manso que se volvía entonces, no le iban a quedar ganas ni de pegar un sello.

Merche








martes, 27 de septiembre de 2022

RELATO

 

TIEMPO DE OTOÑO  

Por fin llegó el otoño, es mi época favorita del año, terminan los meses de calor intenso, el campo se viste de colores brillantes, naranjas, amarillos y rojos, que empiezan a transformar el verde de los árboles y los visten dándoles ese aspecto especial que nos dice que pronto se quedarán sin hojas.

Da gusto ver los paisajes que ofrecen ese espectacular cambio que nos regala la naturaleza de colores cambiantes por doquier.

Hasta el olor que emana es distinto, el aire es limpio y fresco, el pasear por los caminos sin esa sensación de bochorno que deja el verano, que parece que todo lo reseca, pero al cambiar de estación hasta las plantas reviven y florecen mejor.

También los pájaros se preparan para emigrar antes de la llegada del frío, nos alegran con sus trinos y con las formaciones de bandadas en el cielo azul, formando unos dibujos espectaculares.

Es tiempo de recolección de almendras, castañas, caquis, calabazas, manzanas y vendimia, de hacer confituras y mermeladas con los frutos recogidos, de poner en conserva verduras para cuando llegue el invierno.

Parece que todo vuelve a su sitio, los niños en el colegio empiezan el nuevo curso con la ilusión de tener todas las cosas nuevas, mochilas, libros, ropa, calzado, profesores y amigos, es como si el año empezara otra vez llegando septiembre.

Merche.









sábado, 24 de septiembre de 2022

RELATO

 EL DEBATE


Siguiendo con las cosas que pasan en mi pueblo voy a contar lo que pasó hace poco,

se convocó a todo los vecinos para una reunión en el ayuntamiento con motivo de exponer un problema que tiene al alcalde muy preocupado, 

dice que tenemos que hacer algo porque nos estamos quedando sin gente, ya que la juventud se marcha a trabajar fuera.

Que si seguimos como estamos solo van a quedar cuatro viejos y casas vacías, porque cuando se van los veraneantes el pueblo se queda muy apagado, así que todos a pensar en alguna idea que solucione el problema, se hará por votación popular  y  el resultado se pondrá en conocimiento del pueblo.

Bueno, pues se armó el taco, porque todo el mundo quería exponer su idea a la vez en el debate.

Frasquito el de la taberna decía que se podía hacer lo mismo que en Soportújar  el pueblo de las brujas, que con eso se están forrando, porque siempre está lleno de turistas los fines de semana y el resto del año también, eso que está en plena sierra y es más pequeño que el nuestro, con poner unas cuantas brujas por las calles el problema estaría solucionado.

Eulalio el alguacil dijo que si no, podíamos hacer como en el Padúl ,que se encontraron un hueso muy antiguo y ahora es el pueblo del Mamut, que han puesto dos estatuas muy grandes junto al Ayuntamiento, para que las vea todo el mundo, con eso y con la laguna, se han hecho muy famosos.

Juanillo el multiuso también tuvo otra idea, porque no pintamos la casa de colores como en Júzcar, un pueblo de Málaga, las pintaron de azul y ahora se conoce como el pueblo de los pitufos y allí también han triunfado con esa historia.

Julito el peluquero también opinó: si pintamos las casas de rosa chillón, se llenaría de Drag queens y darían mucho glamour.

  Don Anselmo, el párroco, le contestó que eso era una locura y que con él ya teníamos bastantes plumas, que no necesitábamos más por aquí.

Después habló Manuel el cartero, si decimos que el cortijo que está en ruinas en la era, fue un palacio de los moros como la Alhambra, nadie se iba a enterar si es verdad o no.

Entonces el alcalde empezó a dar gritos, pero que te has creído tú, que esto es un asunto muy serio, si se enteran en diputación o patrimonio, se nos cae el pelo y todos a la cárcel por fraude, anda y no digas más tonterías que estás más guapo callado.

Bueno, pues al final de este alboroto también habló don Fermín, el maestro, dijo que podíamos aprovechar el molino del tío Pascual ,que murió hace ya tiempo y como estaba soltero y no tenía hijos, no dejó herederos, se podía hacer un hotel rural en el molino, además que como pasa el río muy cerca tiene unos paisajes muy chulos, con mucha vegetación y hasta se podría hacer una piscina, daría mucho trabajo para las gentes del pueblo y no se tendría que ir nadie.

El alcalde se puso en pie y empezó a aplaudir como loco diciendo, por fin alguien ha tenido una buena idea, claro, tenía que salir del maestro.

Como se nota que ha estudiado en la capital, ahora nos pondremos manos a la obra para saber por cuánto nos puede salir la broma, tendremos que pedir una subvención a la Junta de Andalucía, a ver si nos la conceden pronto y podemos hacer nuestro hotel rural.

Y así estamos, esperando una respuesta de la Junta, porque como tenga que poner el dinero el ayuntamiento “que siempre está en números rojos”, vamos listos, no se hace el hotel en la vida.

Por hoy nada más que contar, la verdad no sé si en todos los pueblos pasan estas cosas, pero el mío es como una chirigota, todos los días hay algo nuevo.

Merche.








martes, 20 de septiembre de 2022

RELATO

 

Las campanas de la discordia.  🔔

 

Hace unos días ocurrió una cosa que paso a contarles:

Llegaron unos turistas a mi pueblo en una caravana de esas que suelen salir en las películas, para pasar una semana por aquí, pero a los dos días ya estaban protestando, que si las campanas hacían mucho ruido, que si los gallos y los grillos no los dejaban dormir tranquilos, etc.

 Total, que se fueron para el ayuntamiento a exponer sus quejas, los recibió José, el secretario y le pusieron la cabeza como un bombo al pobre hombre, así que llamó por teléfono al alcalde y le contó lo que estaba pasando, que querían hablar con él como fuese, este le comento que les dijese a esa gente:

1.º— Que estaba en una reunión importante y que no los podía recibir.

2.º - Que eso no era competencia del ayuntamiento y no podía hacer nada al respecto.

3.º— Que lo dejaran tranquilo y no le vinieran con sandeces.

También le dijo lo siguiente: mira Pepe, diles que se vayan para la iglesia y que le den la tabarra al señor cura.

Pues lo hicieron, se encaminaron hacia la parroquia par hablar con don Anselmo, que los recibió en el despacho, le contaron lo que les estaba pasando, que habían venido a descansar unos días y que con las campanas no podían, porque sonaban a cada hora, a ver si las podían desconectar.

 Don Anselmo se puso rojo como un tomate, pero sin perder la calma, eso sí, les echó un sermón de aquí te espero y que eso de silenciar las campanas, nada de nada, que llevaban sonando toda la vida y nadie se había quejado nunca en el pueblo.

 Que se dejaran de zarandajas y  si lo que querían era estar tranquilos, que se fueran a lo alto de la sierra. 

Que allí seguro que no los iba a molestar nadie, ni campanas, ni gallos, ni grillos, pues hasta aquí podíamos llegar, que tengan que venir unos forasteros a decirnos lo que tenemos que hacer, los echo del despacho hecho un basilisco, se fueron del pueblo al día siguiente y no los hemos vuelto a ver más.

 Esto suele pasar cuando algunos “listos” de las ciudades pretenden imponer sus intereses o comodidades al ir de vacaciones a otro lugar y no respetan las costumbres ni la forma de vida de los demás.

 Pero si ya lo dice el refrán: allí donde fueras, haz lo que vieras.

Merche.

 





 

lunes, 5 de septiembre de 2022

RELATOS

       

 HISTORIAS DE MI PUEBLO  💒

Como dice una copla de Manolo Escobar: yo soy de un pueblo señores de Andalucía la guapa, quién quiera saber su nombre, tendrá que mirar un mapa, tiene sierra y tiene monte y tiene mucha alegría, vaya pueblo que es mi pueblo con gracia y con simpatía.

EL PUEBLO .

Mi pueblo se llama  La Cañada del moro y está situado entre la Alpujarra granadina y la costa tropical, es pequeño y de casas blanqueadas, pegadas unas a otras, como si fuesen una gran colmena, adornadas con geranios, multicolores en sus fachadas, ventanas y puertas, es de callejuelas serpenteantes y de pavimento empedrado, herencia de tiempos moriscos.

 Está rodeado de montañas, olivos y almendros, también de pequeños  huertos o bancales donde sus gentes siembran sus hortalizas para consumo propio, tiene 200 habitantes, aunque en verano hay muchos más porque siempre vuelven los que emigraron a Barcelona o Madrid, vienen con sus familias a veranear todos a la vez, son las raíces de la tierra que siempre tira de sus gentes.

Su iglesia es del siglo XVl, es una edificación de estilo mudéjar, su alta torre se levanta erguida, tiene 2 campanas, una grande y otra más pequeña, la torre, está coronada con una gran cruz de hierro, también tiene 2 relojes, uno solar y el otro normal, aunque todos sabemos la hora que es con solo escuchar el sonar de las campanas.

La iglesia se levantó en honor a San Benito que es el patrón de mi pueblo, sus fiestas se celebran el 11 de julio y todo el mundo lo festeja con mucha alegría y alboroto, como ya sabemos todos, la reina de las fiestas siempre es familia del alcalde o de algún  concejal. 

En las fiestas la plaza se engalana con banderitas de papel y farolillos de colores, también  hay juegos y campeonatos de todo tipo como el de dominó, Parchís, petanca o juegos de cartas como el Paulo, la brisca  o el cinquillo.

 Por las noches también tenemos verbenas, todo el mundo baila a ritmo de pasodobles, se organizan concursos de paella, tortillas y migas, al ganador siempre le dan un jamón y una botella de mosto.

SUS GENTES.

El cura es don Anselmo, tiene unos 70 años y todavía lleva su sotana larga y negra como los curas de antes, dice que los modernismos no van con él, pero siempre le gusta estar rodeado de chiquillos y contarles historias divertidas, le gusta verlos jugando en la plaza, al balón y a otros juegos ya casi olvidados como la peonza o la rayuela.

 Eso los más pequeños, porque los chavales se pasan todo el día con el teléfono en la mano, dice el señor cura que pronto estarán todos miopes y que con la música que escuchan no va a salir nada bueno de esta juventud, que en sus tiempos sí que sabían divertirse bien, no como ahora que van todos con la cabeza gacha.

La plaza es el centro de mi pueblo, donde está lo más variopinto, la iglesia, el ayuntamiento, la botica, el estanco y la taberna, una fuente de piedra de 4 lados y de 8 caños, encima tiene una granada de piedra, que es de los tiempos de Napoleón por lo menos.

 En la plaza también hay un kiosco de música de forja muy antiguo y bonito, donde los días de fiesta toca la banda municipal.

 Hay unos bancos donde se reúnen los abuelos y hacen sus tertulias para distraerse arreglando el mundo, que si la política, el fútbol, los achaques, el campo, el tiempo, lo caro que está todo hoy en día y que en sus tiempos todo lo hacían mejor y era más barato.

El alcalde se llama Cayetano,  aunque todo el mundo lo llama el señor Marqués, por qué siempre va con traje y corbata, haga frío o calor, es bajito, regordete  y con bigote, siempre lleva su puro encendido, gafas de sol y sombrero, un coche que se trajo de Alemania cuando emigró hace 50 años y del que siempre presume, dice que no lo cambia por los modernos que se rompen a los cuatro días,  que no están los tiempos como para ir tirando el dinero.

En el ayuntamiento también hay algunos trabajadores como Juanillo el fontanero al que todo el mundo llama el multiuso, porque lo mismo hace de fontanero, electricista o pintor, su primo Eulalio es el alguacil y se pasan el día discutiendo, así están un  día sí y otro también y  siempre por tonterías.

Son como el perro y el gato, uno le dice al otro que es un chapuzas  que todo lo hace del revés y el otro le contesta: claro como tú llevas gorra de plato  te crees que sabes más que nadie y se monta el jaleo, como  lo hacen a voces y en medio de la plaza, pues se entera todo el mundo, pero al final la sangre no llega al río.

También está Manuel, el cartero, que reparte el correo en bicicleta porque dice que así hace deporte mientras trabaja, nunca deja las cartas donde debe, siempre se equivoca,  las pone en otro buzón, ya que el pobre ve regular, pero como es muy presumido dice que no quiere gafas y así estamos los vecinos que tenemos que cambiarnos las cartas unos a otros todos los días.

Su hermano Fermín es el maestro de mi pueblo, le apasiona todo lo que tenga que ver  con las artes, pinta unos cuadros preciosos, escribe poesía y cuentos, además dirige la banda de música,  este hombre es que no para quieto le dicen por aquí y así esta que parece un espárrago.

 La taberna es el sitio de reunión de los parroquianos, se llama el Cascabel y lo regenta Paco, aunque todo el mundo le dice el tío Frasquito, es chapado a la antigua, solo pone música española en su local, pasodobles, flamenco, coplas y sevillanas, dice que quien quiera escuchar las canciones en inglés que se vaya a Gibraltar, que en su casa manda él y pone lo que le da la gana.

La taberna tiene puestas dos barricas de vino a modo de mesas, uno a cada lado de la puerta para que la gente tome el fresco en verano, la tasca como la llaman algunos se encuentra en la plaza junto al ayuntamiento.  
La taberna está decorada con dos carteles de toros bien grandes, uno de Manolete, otro del Cordobés y en medio de ellos una cabeza de toro que nadie sabe de donde la sacó, será porque de joven quiso ser torero y no lo dejaron.
Detrás del mostrador para que todos la vean bien, tiene puesta una bandera de España de tamaño XXXL, “todo muy moderno para la época en que estamos.

También está Julián que es el peluquero de mi pueblo, aunque todo el mundo lo llama Julito, su peluquería la puso en una habitación de su casa donde vive con sus padres, él dice que es estilista y moderno, su peluquería es unisex, pero no creo yo que ningún hombre se atreva a cortarse el pelo allí, es un poquito especial, lleva el pelo de colores chillones y su ropa va a conjunto con el pelo, es una mezcla de Ágata Ruiz de la Prada y Paco Clavel, siempre va hecho un cromo, ya se sabe antes muerto que sencillo.

El primer tinte que puso fue a su madre, que le dejó el pelo azul y la pobre no pudo salir de casa en un mes, ahora dice que él inventó la moda del pelo a colores y deberían darle un premio por innovador y que no hay otro como él, “eso es seguro”.

 Lo de Julito se veía venir de lejos, porque ya de niño quiso hacer la comunión con el vestido de su hermana, su padre le dijo que ni  en broma que de él no se reía nadie, así que la tuvo que hacer de marinero como todos los demás, aunque pilló un berrinche de mucho cuidado.

Ahora le ha dado por decir que es como Rappel el adivino y le echa las cartas a las clientas en la peluquería, aunque yo creo que se lo inventa todo porque tiene mucha imaginación o como dice su madre, este niño siempre será un cabeza de chorlito.

La panadería está detrás de la iglesia, donde se hace el pan más bueno del mundo, tiene el horno de leña y se elabora todo a mano como antiguamente, pan, magdalenas, pestiños y todo tipo de dulces, la panadera se llama Margarita, es menuda, morena y vivaracha, le encanta hablar y si quieres saber lo que pasa en el pueblo solo tienes que decir buenos días y ella te pone al corriente de todo.

Es lo que tiene de vivir en un pueblo pequeño que como todos se conocen nadie tiene vida privada, pero Margarita también es muy buena gente, es la primera en ayudar cuando hace falta o si alguien tiene un apuro, todos la aprecian mucho.

 En mi calle vive Pascual, es pastor, tiene 20 cabras y dos perros que le acompañan al monte todos los días del año, debe tener como unos 80 años y le gusta andar por la sierra y recoger lo que va encontrando en el campo, plantas para curar y también miel de algún panal que luego vende, siempre está silbando alguna cancioncilla cuando vuelve de su faena, los niños lo siguen a él y a sus cabras armando jaleo y así siempre, llueve o truene.

Tiene un hijo que se llama Marcelino, es la comidilla del pueblo, el pobre, como dice mi padre a todos los tontos les da por algo y a Marcelino le ha dado por los gatos, tiene tres y eso es normal, lo que pasa es que los pasea por la calle con una correa, como si fuesen perros, para que no se le pierdan.

El otro día llegó del campo y se fue a la taberna diciendo que había visto un ovni, se lo dijo a todo el mundo y claro está la peña, se lo tomó a cachondeo y le dijeron que si era un avión, un cometa o algo por el estilo, pero él juraba que no,  que era un platillo volante con muchas luces, le contestaron que las que tú no tienes y que si no se lo han llevado los marcianos es porque de lumbreras ya están bien servidos.


  MI  FAMILIA.

Mi padre se llama Andrés, como mi abuelo, mi bisabuelo y mi hermano, porque hay que seguir con la tradición.

Cuando mi padre hizo la mili lo destinaron a la base naval de San Fernando en Cádiz, como le tocó hacerla en un barco dice que se pasó dando vueltas por el mundo todo el tiempo, cuenta que estuvo de ayudante de cocinero lo que duró el servicio militar, como dos años, que se comía muy bien en el barco aunque ya estaba un poco harto de tanta agua, siempre está contando batallitas de cuando estuvo a bordo.

 Cuando mi padre habla de que era cocinero, mi madre le dice que para haber estado dos años cocinando no aprendió demasiado porque todo le sale regular , un día hizo un puchero de hinojos para comer , en vez de sal se equivocó le echo azúcar y tuvimos que tirar la comida y así todo lo que cocina.

Mi madre se llama Catalina y todos le dicen Lina, es modista  y cose de todo,  vestidos, camisas, faldas o lo que le encarguen las vecinas, cuando era joven quería ser como Marisol, hacer películas y salir en la tele, porque le gusta mucho cantar y no lo hace del todo mal.

 Mi abuelo le contó que Candelita la hija de su primo Manolo se fue a Madrid porque quería ser artista, actuar en los teatros, ser una estrella famosa y acabó vendiendo pipas en la Puerta del Sol, ya se sabe que los cómicos son todos unos tarambanas, así que mi madre dijo que coser y cantar todo es empezar y aprendió a coser que trae más cuenta que vender pipas.

Mi hermano Andrés es otro caso perdido, se pasa  todo el día encerrado en su habitación con el ordenador o jugando a la consola sin dar palo al agua, dice que está estudiando para las oposiciones a Correos, pero lleva cinco  años así y no tiene pinta de que la cosa vaya a mejorar, solo sale de su cuarto para comer e irse por las tardes de paseo con sus amigotes, menuda vida se pega y mi madre lo defiende diciendo el niño no es que sea flojo, lo que le pasa es que estudiar cansa mucho.

Yo me llamo Carmen como mi abuela, aunque es como si no tuviera nombre, porque en la calle soy la niña de Lina y en mi casa soy la niña a secas, aunque dejé de ser niña hace ya mucho tiempo, es una costumbre de aquí, para los padres los hijos siempre son mi niño o mi niña, o si no te llaman con diminutivos, Juanito, Pedrito, Pepito, que le vamos a hacer .

Ayudo a mi madre cuando cose, me ocupo de las tareas de la casa para que no se canse tanto, porque la pobre no para, que sí los trajes de flamenca para las fiestas, los disfraces de Carnaval, los pastorcillos en Navidad y los que algunas mamás le encargan cuando sus hijos hacen la comunión.

 Este es mi pueblo, tiene un poco de todo, pero tampoco se vive tan mal y como dice mi padre: el que se aburre es porque quiere y aquí no se aburre nadie.

 FIN

P DTodo parecido con la realidad, es pura casualidad. (Continuará)...

Merche.






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