HISTORIAS DE MI PUEBLO 💒
Como dice una copla de Manolo Escobar: yo
soy de un pueblo señores de Andalucía la guapa, quién quiera saber su
nombre, tendrá que mirar un mapa, tiene sierra y tiene monte y tiene mucha
alegría, vaya pueblo que es mi pueblo con gracia y con simpatía.
EL PUEBLO .
Mi pueblo se llama La Cañada del moro y está situado entre la Alpujarra granadina y la costa tropical, es pequeño y de casas
blanqueadas, pegadas unas a otras, como si fuesen una gran colmena,
adornadas con geranios, multicolores en sus fachadas, ventanas y puertas, es de
callejuelas serpenteantes y de pavimento empedrado, herencia de tiempos
moriscos.
Está rodeado de montañas, olivos y
almendros, también de pequeños huertos o bancales donde sus gentes siembran sus
hortalizas para consumo propio, tiene 200 habitantes, aunque en verano hay
muchos más porque siempre vuelven los que emigraron a Barcelona o Madrid,
vienen con sus familias a veranear todos a la vez, son las raíces de la
tierra que siempre tira de sus gentes.
Su iglesia es del siglo XVl, es
una edificación de estilo mudéjar, su alta torre se levanta erguida, tiene 2
campanas, una grande y otra más pequeña, la torre, está coronada con una gran cruz de hierro,
también tiene 2 relojes, uno solar y el otro normal, aunque todos sabemos la
hora que es con solo escuchar el sonar de las campanas.
La iglesia se levantó en honor a San Benito que es el patrón de mi pueblo,
sus fiestas se celebran el 11 de julio y todo el mundo lo festeja con mucha
alegría y alboroto, como ya sabemos todos, la reina de las fiestas siempre es
familia del alcalde o de algún concejal.
En las fiestas la plaza se engalana con banderitas de papel y
farolillos de colores, también hay juegos y campeonatos de todo tipo
como el de dominó, Parchís, petanca o juegos de cartas como el Paulo, la
brisca o el cinquillo.
Por las noches también tenemos verbenas, todo el mundo baila a ritmo de pasodobles, se organizan concursos de paella,
tortillas y migas, al ganador siempre le dan un jamón y una botella de mosto.
SUS GENTES.
El cura es don Anselmo, tiene unos 70 años y todavía lleva su sotana larga
y negra como los curas de antes, dice que los modernismos no van con él, pero
siempre le gusta estar rodeado de chiquillos y contarles historias divertidas,
le gusta verlos jugando en la plaza, al balón y a otros juegos ya casi olvidados
como la peonza o la rayuela.
Eso los más pequeños, porque los chavales se pasan todo el día con el teléfono en la mano, dice
el señor cura que pronto estarán todos miopes y que con la música que escuchan
no va a salir nada bueno de esta juventud, que en sus tiempos sí que sabían
divertirse bien, no como ahora que van todos con la cabeza gacha.
La plaza es el centro de mi pueblo, donde está lo más variopinto, la
iglesia, el ayuntamiento, la botica, el estanco y la taberna, una fuente de
piedra de 4 lados y de 8 caños, encima tiene una granada de piedra, que es de los tiempos de Napoleón por lo menos.
En la plaza también hay un kiosco de música de
forja muy antiguo y bonito, donde los días de fiesta toca la banda municipal.
Hay unos bancos donde se reúnen los abuelos y hacen sus tertulias para
distraerse arreglando el mundo, que si la política, el fútbol, los achaques,
el campo, el tiempo, lo caro que está todo hoy en día y que en sus tiempos
todo lo hacían mejor y era más barato.
El alcalde se llama Cayetano, aunque
todo el mundo lo llama el señor Marqués, por qué siempre va con traje y
corbata, haga frío o calor, es bajito, regordete y con
bigote, siempre lleva su puro encendido, gafas de sol y sombrero, un coche que se trajo de Alemania
cuando emigró hace 50 años y del que siempre presume, dice que no lo cambia por
los modernos que se rompen a los cuatro días, que no están los
tiempos como para ir tirando el dinero.
En el ayuntamiento también hay algunos trabajadores como Juanillo el
fontanero al que todo el mundo llama el multiuso, porque lo mismo hace de
fontanero, electricista o pintor, su primo Eulalio es el alguacil y se pasan
el día discutiendo, así están un día sí y otro también
y siempre por tonterías.
Son como el perro y el gato, uno
le dice al otro que es un chapuzas que todo lo hace del revés y el
otro le contesta: claro como tú llevas gorra de plato te crees que
sabes más que nadie y se monta el jaleo, como lo hacen a voces y en
medio de la plaza, pues se entera todo el mundo, pero al final la sangre no
llega al río.
También está Manuel, el cartero, que reparte el correo en bicicleta porque
dice que así hace deporte mientras trabaja, nunca deja las cartas donde debe,
siempre se equivoca, las pone en otro buzón, ya que el pobre ve
regular, pero como es muy presumido dice que no quiere gafas y así estamos los
vecinos que tenemos que cambiarnos las cartas unos a otros todos los días.
Su hermano Fermín es el maestro de mi pueblo, le apasiona todo lo que tenga
que ver con las artes, pinta unos cuadros preciosos, escribe poesía
y cuentos, además dirige la banda de música, este hombre es que no
para quieto le dicen por aquí y así esta que parece un espárrago.
La taberna es el sitio de reunión de los parroquianos, se llama el
Cascabel y lo regenta Paco, aunque todo el mundo le dice el tío Frasquito, es
chapado a la antigua, solo pone música española en su local, pasodobles,
flamenco, coplas y sevillanas, dice que quien quiera escuchar las canciones en
inglés que se vaya a Gibraltar, que en su casa manda él y pone lo que le da la
gana.
La taberna tiene puestas dos
barricas de vino a modo de mesas, uno a cada lado de la puerta para que la
gente tome el fresco en verano, la tasca como la llaman algunos se encuentra
en la plaza junto al ayuntamiento.
La taberna está decorada con dos carteles de
toros bien grandes, uno de Manolete, otro del Cordobés y en medio de ellos una cabeza de toro que nadie sabe de donde la sacó, será porque de joven quiso ser torero y no lo dejaron.
Detrás del mostrador para que todos la vean bien, tiene puesta una bandera de España de tamaño XXXL, “todo muy moderno para la
época en que estamos.
También está Julián que es el peluquero de mi pueblo, aunque
todo el mundo lo llama Julito, su peluquería la puso en una habitación de su
casa donde vive con sus padres, él dice que es estilista y moderno, su
peluquería es unisex, pero no creo yo que ningún hombre se atreva a cortarse el
pelo allí, es un poquito especial, lleva el pelo de colores chillones y su ropa
va a conjunto con el pelo, es una mezcla de Ágata Ruiz de la Prada y Paco
Clavel, siempre va hecho un cromo, ya se sabe antes muerto que sencillo.
El primer tinte que puso fue a su madre, que le dejó el pelo azul y la
pobre no pudo salir de casa en un mes, ahora dice que él inventó la moda del
pelo a colores y deberían darle un premio por innovador y que no
hay otro como él, “eso es seguro”.
Lo de Julito se veía venir de lejos,
porque ya de niño quiso hacer la comunión con el vestido de su hermana, su
padre le dijo que ni en broma que de él no se reía nadie, así que
la tuvo que hacer de marinero como todos los demás, aunque pilló un berrinche
de mucho cuidado.
Ahora le ha dado por decir que es como Rappel el
adivino y le echa las cartas a las clientas en la peluquería, aunque yo
creo que se lo inventa todo porque tiene mucha imaginación o como dice su
madre, este niño siempre será un cabeza de chorlito.
La panadería está detrás de la iglesia, donde se hace el pan más
bueno del mundo, tiene el horno de leña y se elabora todo a mano como
antiguamente, pan, magdalenas, pestiños y todo tipo de dulces, la
panadera se llama Margarita, es menuda, morena y vivaracha, le encanta hablar y si quieres saber lo que pasa en el pueblo solo tienes que decir buenos
días y ella te pone al corriente de todo.
Es lo que tiene de vivir en un
pueblo pequeño que como todos se conocen nadie tiene vida privada, pero Margarita también es muy buena gente, es la primera en ayudar cuando
hace falta o si alguien tiene un apuro, todos la aprecian mucho.
En mi calle vive Pascual, es pastor, tiene 20 cabras y dos perros que
le acompañan al monte todos los días del año, debe tener como unos 80 años y le
gusta andar por la sierra y recoger lo que va encontrando en el campo, plantas
para curar y también miel de algún panal que luego vende, siempre está
silbando alguna cancioncilla cuando vuelve de su faena, los niños lo siguen a
él y a sus cabras armando jaleo y así siempre, llueve o truene.
Tiene un hijo que se llama Marcelino, es la comidilla del pueblo, el pobre,
como dice mi padre a todos los tontos les da por algo y a Marcelino le ha
dado por los gatos, tiene tres y eso es normal, lo que pasa es que los pasea por
la calle con una correa, como si fuesen perros, para que no se le pierdan.
El otro día llegó del campo y se fue a la taberna diciendo que había visto
un ovni, se lo dijo a todo el mundo y claro está la peña, se lo tomó a
cachondeo y le dijeron que si era un avión, un cometa o algo por el estilo,
pero él juraba que no, que era un platillo volante con muchas luces, le contestaron que las que tú no tienes y que si no se lo han llevado los marcianos
es porque de lumbreras ya están bien servidos.
MI FAMILIA.
Mi padre se llama Andrés, como mi abuelo, mi bisabuelo y mi hermano, porque
hay que seguir con la tradición.
Cuando mi padre hizo la mili lo destinaron a la base naval de San Fernando
en Cádiz, como le tocó hacerla en un barco dice que se pasó dando vueltas por
el mundo todo el tiempo, cuenta que estuvo de ayudante de cocinero lo que duró
el servicio militar, como dos años, que se comía muy bien en el barco aunque ya
estaba un poco harto de tanta agua, siempre está contando batallitas de cuando
estuvo a bordo.
Cuando mi padre habla de que era
cocinero, mi madre le dice que para haber estado dos años cocinando no aprendió
demasiado porque todo le sale regular , un día hizo un puchero de hinojos para
comer , en vez de sal se equivocó le echo azúcar y tuvimos que tirar la
comida y así todo lo que cocina.
Mi madre se llama Catalina y todos le dicen Lina, es modista y cose
de todo, vestidos, camisas, faldas o lo que le encarguen las
vecinas, cuando era joven quería ser como Marisol, hacer películas y salir en
la tele, porque le gusta mucho cantar y no lo hace del todo mal.
Mi abuelo le contó que Candelita la
hija de su primo Manolo se fue a Madrid porque quería ser artista, actuar en
los teatros, ser una estrella famosa y acabó vendiendo pipas en la Puerta del
Sol, ya se sabe que los cómicos son todos unos tarambanas, así que mi madre
dijo que coser y cantar todo es empezar y aprendió a coser que trae más cuenta
que vender pipas.
Mi hermano Andrés es otro caso perdido, se pasa todo el día
encerrado en su habitación con el ordenador o jugando a la consola sin dar palo
al agua, dice que está estudiando para las oposiciones a Correos, pero lleva
cinco años así y no tiene pinta de que la cosa vaya a mejorar, solo
sale de su cuarto para comer e irse por las tardes de paseo con sus amigotes, menuda vida se pega y mi madre lo defiende diciendo el niño no es que sea flojo,
lo que le pasa es que estudiar cansa mucho.
Yo me llamo Carmen como mi abuela, aunque es como si no tuviera nombre,
porque en la calle soy la niña de Lina y en mi casa soy la niña a secas, aunque
dejé de ser niña hace ya mucho tiempo, es una costumbre de aquí, para los
padres los hijos siempre son mi niño o mi niña, o si no te llaman con
diminutivos, Juanito, Pedrito, Pepito, que le vamos a hacer .
Ayudo a mi madre cuando cose, me ocupo de las tareas de la casa para que no
se canse tanto, porque la pobre no para, que sí los trajes de flamenca para las
fiestas, los disfraces de Carnaval, los pastorcillos en Navidad y los que
algunas mamás le encargan cuando sus hijos hacen la comunión.
Este es mi pueblo, tiene un poco de todo, pero tampoco se vive tan
mal y como dice mi padre: el que se aburre es porque quiere y aquí no se aburre
nadie.
FIN
P D: Todo parecido con la realidad, es pura casualidad. (Continuará)...
Merche.